Soy pintor, hijo del Arte y la memoria,
con el pulso heredado de generaciones que soñaron con el color. La Pintura
es mi refugio. Pintar no es lo que hago, es lo que soy. Me forjé en la prestigiosa Academia de mis padres, en el corazón de Vigo, con el pincel como primer idioma. Más tarde, Sevilla me dio alas y título, licenciándome en Bellas Artes allá por el 93. Leonardo, sabio entre los sabios, dijo que el verdadero Maestro debe abrazar todos los rostros del mundo, y eso he procurado ser: creador de retratos que hablan, de retablos que rezan, de paisajes que respiran, de bodegones que suspiran, y de flores que no mueren.