MIS HALLAZGOS EN VELÁZQUEZ


7º HALLAZGO. La Inmaculada de Miguel Cid de Pacheco. El retrato de Miguel Cid pienso que es de Velázquez y no creo que sea el propio Miguel Cid sino su hijo.  (1ª parte)






Francisco Pacheco, maestro de Velázquez, era un buen retratista y así lo demuestra su Libro de Descripción de Verdaderos Retratos.  Pero aún teniendo cierta calidad, no he podido encontrar en toda su producción un retrato como éste. Una vez más la cuestión escama ¿Éste es el mejor retrato que hizo Pacheco en toda su vida? ¿Teniendo tan cerca a Velázquez…?  






La sensibilidad en la ejecución nos habla del joven Velázquez y concuerda perfectamente con la manera de pintar del Maestro a los 20 años. La rotundidez de la forma, el modelado perfecto, la forma de empastar y las veladuras tan sutiles distan mucho del modo de trabajar de Pacheco. 

En el siglo XVII y anteriores, era muy usual la colaboración, en un mismo cuadro, de varios pintores o de maestro y discípulo. Un claro ejemplo, lo tenemos en el  caso de Verrocchio y Leonardo en El bautismo de Jesús, donde los ángeles los pintó Leonardo y el resto del cuadro su maestro Verrocchio. En este cuadro pasa lo mismo. Pacheco pintó casi todo el cuadro pero, dada la increíble capacidad de Velázquez para el retrato, le pediría ayuda para que lo realizase él.





En la última restauración de la obra efectuada en los talleres del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, apareció de forma más clara la fecha 1619, que antes se creía de 1917. Miguel Cid muere en diciembre de 1615 y el cuadro se pinta en el 19.
Lo primero que se da cuenta un profesional de la Pintura es que este retrato está tomado del natural y que el modelo posó delante del pintor. ¿Cómo va a posar un hombre muerto ya hace cuatro años?

Podría decirse, porque primero hizo el retrato en el 15 y terminó el cuadro en el 19.  Cosa muy improbable por la forma de trabajar cualquier pintor. Puede observarse también que el retrato compositivamente está un poco "metido con calzador" en el formato y cuando posteriormente Pacheco haga la Inmaculada de Vázquez de Leca, reservará más espacio para que el personaje se acomode en su sitio. Tampoco tendrá alrededor del retrato esa arquitectura que agobia la cabeza de Miguel Cid. Eso nos habla de una Inmaculada inicial, como la del Arzobispado de Sevilla que en último lugar se le añadió el retrato de Miguel Cid.
También puede objetarse que lo copió de un dibujo suyo que tenía antes. Cosa muy inverosímil porque de un dibujo de Pacheco no se saca este retrato y por lo forzado de la pose.

Carlos Ros, en su libro La Inmaculada en Sevilla, nos dice: “ Miguel Cid es un seglar, nacido a mediados del siglo XVI en Sevilla… De ascendencia humilde, casado y con cinco hijos, era sayalero de profesión. Vivió en la collación de San Juan de la Palma, en la calle Caño Quebrado, pero en estos momentos ya es viudo y se ha ido a vivir a la collación del Salvador. Dos hijas entraron de monjas en el convento de Santa María de Gracia, y un hijo de su mismo nombre y apellidos recogió las poesías del progenitor y las publicó en 1657.”

Por lo tanto en la fecha de su muerte 1915 tendría rondar los sesenta años y el personaje que nos ocupa aquí no los tiene, sino que aparenta unos treinta y tantos. Por lo que pienso que el que está retratado aquí es su hijo Miguel Cid con las poesías de su padre, tomado del natural por Velázquez. 




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